Es sobradamente conocida la dificultad de interpretar las actividades de los hombres prehistóricos. La carencia de información escrita obliga, para suplirla, a un análisis y estudio de considerable profundidad en los rastros y vestigios que dejaron.

En muchos casos, será necesario la aplicación correcta de la imaginación del investigador, basada en un conocimiento suficiente de otras materias, aparentemente muy alejadas de la que le ocupa. Estas consideraciones aplican muy especialmente al arte paleolítico, en particular al arte parietal. ¿Quién iba a pensar que para interpretar adecuadamente los signos de tipo geométrico que forman parte de casi todos los conjuntos de arte parietal, se debería tener un conocimiento detallado de las fases por las que se atraviesa en las experiencias místicas? ¿O un conocimiento mínimo de los hongos alucinógenos para identificar ciertas imágenes pintadas o grabadas por nuestros ancestros?

Durante más de un siglo de conocimiento del arte rupestre se ha tratado de contestar a preguntas tales como ¿por qué se realizaron estos dibujos?, ¿cuál fue la intención del autor al realizarlos?, ¿por qué se pintaron en el interior de las cuevas, en muchos casos, en los lugares más apartados e inaccesibles? Desde que al descubrirse en el siglo XIX se les tachó de primitivos, infantiles y desprovistos de todo interés artístico, no han escaseado las tentativas de una explicación que diese respuesta a esas preguntas.

De este modo se han desarrollado las principales teorías: el arte por el arte, el totemismo, las magias de la caza, de la destrucción y de la fecundidad, últimamente, las teorías estructuralistas modernas así como los primeros intentos de interpretación por el chamanismo. Todas han aportado elementos positivos y han influenciado las teorías posteriores, aún después de haber sido rechazadas como explicaciones globales del arte parietal. Probablemente la explicación correcta, más compleja, incluya esos componentes. Ultimamente los investigadores Jean Clottes y David Lewis-Williams han desarrollado una teoría que exponen en su publicación “Los Chamanes de la Prehistoria”, sobre la influencia del chamanismo en el arte paleolítico que hace que encajen muchas de sus peculiaridades. 

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